Eros y Tánatos
Temo morir.
Algunas personas dicen que no le temen a la muerte en si, sino a que el acto de morir sea violento o incómodo, yo no entiendo esto en realidad.
La muerte ha sido pasión para mi desde que tengo conciencia de ella, habré tenido unos 10 años cuando me dí cuenta de este temor, muchas veces me quitó el sueño, muchas otras provocó sentimientos en mi tan insoportables que provocaron mi llanto.
Ha pasado un tiempo desde aquellos días en que estos pensamientos me quitaban el sueño y que yo sentía con ansia una curiosidad mezclada con un miedo irracional por algo que no conocía y que, por la naturaleza de la misma, solo podría conocer una vez y por muy poco tiempo.
En esos días recuerdo que encontré el consuelo en la idea de un ser divino, específicamente en la idea del dios cristiano como un salvador que al morir me tendría en su seno por toda la eternidad, esta idea me alivió un tiempo, sin embargo siendo yo un hombre de ciencia en el corazón, mi propia lógica rechazó esa idea y hubo una época en particular que desee con todo el deseo que un humano puede tener el creer; desee tener esa fé ciega en algo que no puedo ver, tocar, sentir, comprobar o siquiera hipotetisar al respecto. No fue así.
Descubrí que era una persona demasiado lógica para esto, no cabía en mi la idea de algo que no pudiera ser entendido y comprobado, sufrí.
Actualmente ya no sufro, he filosofado acerca de mi existencia, acerca de los hombres y del destino de todo el universo y me he dado cuenta de algo; es egoista temer a la muerte, -¿por qué? Es la pregunta obvia- la respuesta es simple, porque todo muere.
El universo en si mismo es finito, los seres humanos llamamos "infinito" a lo que no podemos calcular y decimos que es "divino" lo que no podemos entender, sin embargo esto es posiblemente el origen de nuestros temores acerca de la muerte, la muerte es algo que no podemos calcular y no podemos entender.
Los seres humanos basan toda su vida en la satisfacción de 2 cosas, el eros y el tánatos, mientras lo primero rige nuestros deseos el segundo rige nuestra iniciativa -quiero hacer tal o cual cosa ántes de morir-, esa es una frase que expresa de forma correcta lo que trato de decir aquí, el "querer" es nuestro eros y el "tiempo" que dedicamos a ello es nuestro tánatos.
Con el paso del tiempo adquirimos una conciencia más presente cada vez de la muerte, no es como que sintamos la cercanía de la muerte o que tengamos una certeza de lo que pasará con nosotros (a corto plazo claro), hay personas a las que el solo pensamiento del fin de la vida se vuelve tan insoportable que dedican esta vida a prepararse para "la siguiente"; no tengo que mencionar que a la fecha no entiendo el punto de hacer algo como eso.
Volviendo al punto en curso, eros es nuestro deseo y tánatos es nuestro empuje, sin embargo debe existir un balance. Al estar nosotros regidos por estas 2 condiciones solemos perder el balance con bastante frecuencia, dándonos únicamente a desear sin concretar o a hacer demasiado por el simple hecho de hacerlo, el exceso de creación y el exceso de destrucción, el exceso de placer o el exceso de sufirmiento; en fin, somo seres basados únicamente en la satisfacción de estos dos placeres.
Inclusive yo en este momento me encuentro escribiendo lo percibo como una forma de desahogo, una forma de comunicar mis emociones, de satisfacer ese eros en mi.
Comemos para no morir, nos reproducimos para tener continuidad en la vida, dejamos legados para ser recordados, todo esto satisface nuestro tánatos. Nuestro eros se satisface con el placer que sentimos, un beso, una mirada, una caricia es suficiente para satisfacer nuestra necesidad inmediata de esto.
Hablemos ahora del desborde de estos. Primero el tánatos.
El desborde del tánatos es provocar la muerte, ya sea la propia o la de otro ser vivo, es curioso en este aspecto que la conceptualización humana de "vida" se resume únicamente a otros seres humanos. Una persona no se sentirá culpable al terminar con la vida de un insecto o una planta, pero no podría cargar con la culpa de matar a otra persona. Un asesino a sangre fría vive en constante satisfacción de su tánatos.
Ahora veamos el aspecto del suicida; un suicida lleva la obsesión con la muerte al límite, concluyendo finalmente (ya sea a nivel consciente o inconsciente) que morir es la única forma de evitar el dolor, sufrimiento o desaparecer su miedo a esto, ambos casos son extremos y al perder este balance llevan a la autodestrucción final.
Veamos ahora el eros.
Eros es el placer, sentimos placer al comer, al beber, reír tener sexo en fin. El placer desbordado es el exceso de placer, demasiada comida, demasiado ocio, demasiado sexo; pero, cómo saber cuando se llega a un exceso. Es simple, cuando interfiere con el resto de la vida, si uno hace demasiado ocio o cualquier otra actividad que produzca placer y dedica tan poco tiempo a las demás cosas que es insuficiente, entonces es exceso. Un ejemplo de esto podría ser la persona que come demasiado, o la persona que pasa todo el día frente a un videojuego e ignora lo demás.
En esta vida debemos encontrar el balance entre ambos principios, si llevamos cualquiera de los dos al extremo el otro queda anulado, así como un suicida deja de sentir placer y felicidad, un comedor compulsivo no se preocupará que ese exceso de comida le causará la muerte al final, estos extremos son los que nos llevan a la autodestrucción.
El punto medio a fin de cuentas es vivir con placer pero sin dejarse llevar, establecer ese límite entre lo que es sano y placentero a lo que es excesivo y autodestructivo; no sabemos lo que sigue, por más que "iluminados" mesías y profetas aparezcan nadie nos puede decir con certeza qué nos depara el mañana, nadie nos puede decir con certeza que nos espera hoy, y por supuesto nadie nos puede decir qué habrá después de que muramos.
Como conclusión final y tal vez como un consejo para quien le resulte de utilidad, el balance esta en nuestro interior, nuestro ser esta formado por estas dos fuerzas contrarias y que a la vez son una amalgama; la mejor forma de encotrar este punto medio es conociendonos a nosotros mismos, hoy día la vida es tan ajetreada y llena de distracciones que no nos permitimos el tiempo para escucharnos y entender realmente nuestros deseos sin la influencia externa de sociedad, familia, amigos o inclusive nosotros mismos mediante nuestros prejuicios.